En la primera visita con los propietarios, nos reunimos en su vivienda para conocer todos los datos de la misma y en que van a consistir los trabajos. Hacemos unos croquis y unas mediciones exhaustivas del piso y redactamos una lista con las necesidades de los dueños. Con esta toma de datos, preparamos el archivo inicial que consiste en planos a escala, archivos con mediciones y propuestas para conocer mejor los gustos del posible cliente.
Una vez que tenemos toda esta información, nos volvemos a reunir con los propietarios las veces que ellos requieran y necesiten para adaptar los trabajos a sus preferencias. Acompañamos a tiendas especializadas a elegir materiales de acabados, sanitarios y todo aquello que el cliente quiera elegir a su gusto; asesoramos sobre los productos y realizamos muestras para que ellos puedan ver el resultado.
Cuando están todos los datos aclarados realizamos el presupuesto y nos volvemos a reunir para comentarlo y en esta reunión también solemos conocer la disponibilidad económica del cliente, por lo que sí el presupuesto se le escapa de sus posibilidades, proponemos cambios, damos soluciones de diferentes maneras de ejecución y reestudiamos el proyecto, (nunca podremos bajarlos sin realizar cambios, ya que nuestros presupuestos desde el principio son lo más ajustados posibles, porque entendemos la situación actual y porque nuestra premisa principal es la claridad y la satisfacción del cliente).
Como veis, realizamos un gran trabajo aunque no sepamos si nos vamos a quedar la reforma, pero es que para nosotros desde que respondemos a una solicitud de presupuesto ya consideramos que son nuestros clientes y que es nuestro trabajo.
Con todo este trabajo, si el cliente acepta nuestro presupuesto, nosotros ya conocemos los trabajos a la perfección; ¿y en que repercute este trabajo inicial? En que NUNCA sorprenderemos al cliente pidiéndole más dinero para ejecutar lo que está contratado, en que los trabajos se realizarán de una manera más ágil al tener desde el principio claro todos los matices, en que el cliente disfrute de su proyecto y que en vez de un problema, sea una ilusión.
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